domingo, 18 de octubre de 2009

Frederic Beigbeder/ Entrevista /El Pais


'La publicidad es el brazo armado de la sociedad de consumo'
El escritor francés habla del libro que le costó perder su trabajo como publicista y repasa la vigencia de la novela como género indefinible que aglutina desde la reflexión hasta el poema pasando por el panfleto.
Frédéric Beigbeder se ha convertido en un novelista de éxito gracias a 13,99 euros, una novela cuyo título remite a su precio, manera de recordar una de las obsesiones de su autor, a saber, que todo en este mundo puede comprarse, incluidas las críticas más feroces contra el universo consumista. En sus libros anteriores había comenzado a esbozar su figura de dandi situacionista pero sólo era conocido entre los círculos literarios. 13,99 euros le ha transformado en un personaje del 'circo mediático' y hoy Frédéric Beigbeder dirige un programacultural en la televisión.
'En mis libros anteriores ya había mucha ironía pero, como muchos escritores franceses, me miraba el ombligo', resume Beigbeder. 'En 13,99 euros he levantado la cabeza para ver otra cosa, para fijarme en el decorado, en la sociedad que nos rodea y supongo que es esto lo que me ha permitido conectar con un público más amplio'.
El protagonista del libro trabaja como creativo en una agencia de publicidad. 'Desde 1990 y hasta el año pasado yo también trabajé como publicitario, los últimos tiempos en la agencia Young & Rubicam, que me puso en la calle a causa del libro. Desde 1997, me sentía como un agente doble, como un espía entre quienes deciden cómo crear necesidades entre los individuos. Cuando empecé en el oficio me divertía mucho por diversas razones: de entrada porque ganaba mucho dinero, viajaba a menudo, conocía a gente con talento como Jean Baptiste Mondino, David Lynch o Ridley Scott, o porque era un trabajo que te ponía en contacto con chicas guapísimas con las que ligar. Luego, lentamente, no sé en qué momento, se me fueron revelando los aspectos negativos del asunto, el hecho de que estaba contribuyendo a favorecer la venta de dentífrico sabiendo que no sirve de nada porque el ciento por ciento de la limpieza depende del cepillo, o a acrecentar la fama de un refresco que no refresca y crea adicción, o que era cómplice de la glosa de las virtudes de un neumático que puede explotar cuando sería posible fabricarlo más seguro, casi indestructible, sin que el precio fuese superior. Y al tiempo que descubres que tus ideas sirven para hacer más conocidos productos que no siempre lo merecen, también comienzas a tener choques con los directivos, que ponen límites a ciertas formas de creatividad'.

13,99 euros está repleto de
máximas, de formulaciones asesinas, tal y como podía esperarse de un antiguo publicista. Para él, 'la publicidad es el brazo armado de la sociedad de consumo' y recuerda tres criterios directivos básicos para todo profesional del sector: 'Lo que buscamos no es la verdad, sino el efecto producido; la propaganda deja de ser eficaz desde el momento mismo en que su condición de tal se hace visible; cuanto mayor es una mentira, mejor pasa'. A Beigbeder le satisface descubrir una cierta inquietud en el rostro de quien le pregunta. 'Sí, las tres frases son de Joseph Goebbels, el ministro de Hitler'.

'Es cierto que durante años se ha querido explicar el mundo a partir de la lógica de la lucha de clases', admite, 'pero hoy estamos gobernados por la economía, por el mercado, por un sistema que no hace feliz a la gente pero en el que la publicidad juega un gran papel condicionando a la población, inventando deseos, ocultando que cada vez es mayor la diferencia entre ricos y pobres, entre unos países y otros'. Admite que decir esto no es especialmente nuevo y que ese tipo de discurso es difícil que alimente una ficción novelesca convincente. 'Sabe, hoy la novela es un género que nadie puede definir, que admite en su seno el panfleto, la reflexión económica, el diálogo, los anuncios, poemas o la narración clásica. Es un espacio de libertad y de ahí el que yo incluya páginas de publicidad a favor del suicidio, el consumo de cocaína o que bromee con parodias de anuncios de yogures o detergentes. Esa misma libertad del género, su enorme variedad, es lo que hace que haya gente que diga que la novela ha muerto'.

El libro tiene un doble relato. 'Sí, por un lado está la peripecia de Octave y por otro asistimos a todo el proceso de elaboración de un anuncio, desde la idea que sirve de punto de partida hasta su presentación en el Festival de Cannes pasando por las transformaciones exigidas por el cliente y las derivadas del rodaje'. En el transcurso de sus andanzas, el personaje principal es coprotagonista del asesinato de una anciana rentista que vive en Miami, rodeada de cañerías de oro. 'Estos jubilados, sin saberlo, son los propietarios de nuestras empresas y de nuestras vidas. Para cobrar sus pensiones exigen un rendimiento altísimo a su dinero y ese rendimiento sólo se logra despidiendo gente, exigiendo productividad al máximo, rebajando la protección social. Con la caída del muro esos jubilados de Miami imponen su ley. Y eso explica también mi libro, de manera sarcástica, sabiendo que toda crítica es recuperada y que eso es terrible. Guy Debord lo explicó hace mucho tiempo. En la actualidad vivimos faltos de utopía, de sueños, sólo existe el de enriquecerse y eso para millones de personas es una broma de muy mal gusto. De ahí la violencia, de ahí el terrorismo. Nada excusa el atentado contra las Torres Gemelas, pero ese contexto explica muchas cosas'.

Frederic Beigbeder


He reconocido varias veces mi debilidad por las obras de Frédéric Beigbeder. Nunca dejan indiferente a nadie. O las adoras o las detestas. En Babelia publicaron hace un par de semanas esta entrevista (el título del post es de Jesús Rodríguez y la foto pertenece a Daniel Mordzinski), de la que quiero compartir estos extractos:
"Hay que salir para estar en contacto con la gente, para ver, para escuchar. Un escritor no puede ser un monje. No creo que el escritor tenga que estar metido en casa a las ocho de la tarde para hacer el crucigrama de Le Monde. Que renuncie a vivir para escribir. A Kafka le encantaba divertirse. Hay escritores agonizantes y doloridos, como Flaubert y otros hedonistas hasta el final, como Baudelaire. En el centro estaría Proust, un hombre de largas fiestas nocturnas y también de encerrarse a escribir. Es mi modelo. Trabajo de día, salgo de noche y duermo poco; pero hacer la fiesta no es lo opuesto a hacer un buen libro".
"Yo no soy así; busco mi camino; no cuento nada que me sea desconocido; cuento mi época; la civilización del consumo; hago novelas de mi tiempo; lo que toco y lo que veo. Todo lo que escribo, como hacía Colette, tiene que ser real".
Es una mezcla de ficción y desgarrada autobiografía que el novelista Michel Houellebecq ha bautizado como autoficción prospectiva. Beigbeder resume ese ejercicio literario comparando a sus Octave Parango y Marc Marronier con el Harry Chinaski de Bukowski; el Nathan Zuckerman de Philip Roth o el Dick Diver de Scott Fitzgerald. "Un escritor debe correr el riesgo de desnudarse; ésta es una época en que la literatura debe romper las reglas de lo bien visto por la sociedad. Amo la literatura de confesión. Pero nunca hay un Frédéric en mis novelas; hay un Marc o un Octave. Uso mi intimidad dentro de unos acontecimientos ficticios. Soy y no soy".

Fernando del Paso


Publicista, locutor de la BBC, diplomático, pintor, poeta y novelista nacido en la ciudad de México. En su primera novela José Trigo (1966) organiza una interesante experimentación con el lenguaje, a la vez que define una épica política. Su novela Palinuro de México (1977) es un vasto homenaje rabelesiano al cuerpo y a las funciones proliferantes y vitales de la imaginación; en Noticias del imperio (1987) traza un amplio cuadro histórico, la trágica aventura mexicana de Maximiliano y Carlota. En 1995 publica una novela policiaca, Linda 67: historia de un crimen. Recibió varios premios en México, el Rómulo Gallegos de Venezuela (1982), el premio a la mejor novela extranjera publicada en Francia (1985) y es miembro del Colegio Nacional de México.

Antonio Tabucchi


Escritor nacido en Pisa en 1943, uno de los más importantes escritores italianos contemporáneos. Tabucchi vive en Portugal, pero vivió desde los pocos días de edad en Vecchiano, el pueblo de sus abuelos; cursó allí la escuela primaria y la secundaria. Los vecchianeses lo reclaman para sí con orgullo. Creador de un mundo único que creíamos reservado a los sueños y, en uno de sus fondos, a las especulaciones freudianas. Como al hombre ilustrado de Ray Bradbury, parecen desprendérsele del cuerpo las imágenes para crear historias. Pese a una obra dilatada, Tabucchi nunca se repite: cada libro nuevo se niega a parecerse al precedente. Sostiene Pereira, es una novela sobre la lealtad y el valor civil, henchida de melodía y de variaciones musicales. En ésta, como en otros libros, Portugal es fondo y escenario, un país que ahora vemos, gracias a su obra, como reinventado por él. No menos inolvidables son Dama de Porto Pym, relatos sacados de aquí y allá durante un viaje por las Azores; la pieza en un acto Al señor Pirandello lo llaman por teléfono; Réquiem, un recorrido por una Lisboa donde el autor o el yo narrativo van a la busca de su personaje probablemente real llamado Fernando Pessoa, y Sueño de sueños, donde crea literariamente unas vidas en los sueños tomando como base las vidas imaginarias de Marcel Schwob. Otros libros de él: Piazza d'Italia, La pequeña flota, El juego del revés, Nocturno hindú, Los volátiles del Beato Angélico, La línea del horizonte, El ángel negro, La cabeza perdida de Damasceno Monteiro.

Alfredo Bryce Echenique


Reconocido como uno de los mayores narradores peruanos de la actualidad, Alfredo Bryce (Lima, 1939) ha hecho de Lima, los limeños y sus peculiares convenciones sociales el tema principal de toda su obra. Y si bien en sus libros, siempre escritos con un manejo del lenguaje y sentido del humor sumamente personales, podemos encontrar personajes de toda extracción social, los protagonistas han pertenecido casi siempre a la vieja aristocracia, como en su primera novela Un mundo para Julius (1970) que fue elegida en una reciente encuesta entre escritores e intelectuales como la novela peruana más importante de todos los tiempos.
Una parte importante de la obra de Bryce está constituida por novelas como La vida exagerada de Martín Romaña (1981) o El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz (1985), en las que la trama gira en torno a las divertidas e insólitas peripecias europeas de un escritor o profesor limeño, un evidente alter ego del autor. A ese ciclo pertenecen la mayoría de los libros que aquí se comentan, a los que se suman algunos de sus también valiosos libros de crónicas.